martes, 24 de junio de 2014

MITO DE LA HUACA SANTA CLARA



LEYENDAS DE LA HUACA SANTA CLARA

Recuerdo muy bien aquel día era muy tarde a eso de las seis de la tarde. Me encontraba en mi chacra  al pie del castillo de Tomabal  cuando derepente se me ocurre dejar de regar y sentarme un buen rato ya que me sentía tan cansado de tanto trabajar pero que se iba  hacer si, no había otra  manera de llevar un pan a la boca como decía mi compadre de La Guerra el que no trabaja no come. A un buen rato de haber descansado se me ocurre subir al castillo para desde ahí  pueda ver como se regaba la chacra. Cuando ya está por llegar vi a lo lejos el resplandor de una luz de fuego que salía de la punta de la huaca de Don Eloy hoy llamada Santa Clara y se dirigía a la punta de castillo que yo me encontraba  era como un rayo de fuego que en menos de un
minuto se apagó ; entonces muy asustado baje del castillo  y sin reparar más el lugar ,cogí mi pala y  como pude llegué a mi casa  , me acosté  a dormir  muy preocupado de lo que había visto ; la curiosidad me hizo  ir a muy tempranas horas a mi compadre de La Guerra  para contarle lo sucedido ya que en mi casa nadie me entendía ; así fue .Él como era huaquero de ese entonces me llevó al lugar  para reparar lo sucedido  y llegando  a la punta de la huaca  de don Eloy  encontramos en la punta una especie de círculo  y alrededor como lava de fuego  como si algo se hubiese quemado pero al acercarnos a ver salió desde el interior una pequeña piedra que golpeó la frente de mi compadre. Al ver esto me sorprendí mucho  pero el más sorprendido  fue mi compadre  porque asustado me dijo que en esta huaca había un gran tesoro es por eso que brilló aquella luz en señal del gran tesoro que posee esta huaca; apresurados bajamos   de la huaca  para volver al otro día  martes a muy tempranas horas ya que dizque era un día apropiado para encontrar tesoros y limpiar maleficios. Al día siguiente  muy temprano  nos dirigimos  a la
Huaca y al subir  nos dimos con la sorpresa  que no había ni por aquí ni por allá rastros de lo sucedido,  sólo polvo,  entonces mi compadre se puso a cavar, y anduvo cavando  día tras día pero cansado de no encontrar  nada decidió ya no ir. Creo yo que la suerte no era para nosotros ya que habíamos nacido pobres y pobres  íbamos a morir.

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